Absoluto
significa desligado, suelto, sin dependencia. No somos seres absolutos, somos
seres dependientes, ligados, finitos, limitados. Nacemos dependientes de
nuestros padres. No hemos elegido nacer, ni el momento, ni el lugar, ni el
sexo, ni a los progenitores. Nos han hecho nacer. Nuestra dependencia es
congénita, inicial, estructural, y no ha terminado con el nacimiento. Durante
varios años, nuestra vida extrauterina es tan dependiente como la uterina. Sin
ayuda externa moriríamos indefectiblemente. El ser humano tarda bastante en
hacerse autónomo.
No somos absolutos en cuanto a
nuestro origen ni en cuanto a nuestro ser. Somos corporales. Estamos limitados
por el espacio y por el tiempo. No podemos estar en dos lugares a la vez ni en
dos tiempos a la vez. Ciertamente, nuestra mente sí puede desligarse de las
coordenadas espacio-temporales (la literatura es eso), pero nuestro cuerpo no.
Nuestra naturaleza también condiciona y aún determina nuestra acción. No somos
aves, ni anfibios, ni estamos particularmente dotados para la velocidad. No
podemos volar con nuestras propias fuerzas ni vivir dentro del agua sin
artilugios.
Nuestra vida corporal no es
estática, sino dinámica. Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, envejecemos,
morimos. Y aunque muchos mueren antes de envejecer, todos morimos.
Somos finitos, limitados. No somos
absolutos. El obrar sigue al ser. Un ser limitado obra también limitadamente.
Nuestra libertad no es absoluta. Es una libertad limitada. No podemos hacer
todo lo que queremos. En unos casos por imposibilidad completa, en otros casos
por imposibilidad espacial, temporal o de otro tipo. Proposiciones del tenor
“sé lo que quieras ser”, “llegarás a donde te propongas”, etcétera, están muy
bien en libros de autoayuda y en esas presentaciones edulcoradas que circulan
por internet, pero no son ciertas. Es verdad que podemos cultivar grandes
sueños, que podemos tener grandes ambiciones, pero no es cierto que podamos ser
o hacer lo que queramos. Nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestras coordenadas
espacio-temporales, nuestra educación, nuestros recursos, etcétera, nos
limitan.
Los límites nos son ni buenos ni
malos, sencillamente son. Negar lo que es, negar la realidad no es un buen
camino para llegar a ningún sitio. El espacio y el tiempo nos limitan. Nuestras
aptitudes intelectuales, volitivas, emocionales y físicas nos limitan. Ahora
bien, en el marco de nuestros límites podemos hacer muchas cosas, o
intentarlas. Es limitado el bloque de mármol que esculpe un escultor; es
limitado el muro o el lienzo donde pinta un pintor; es limitado el número de
letras y de palabras que combina un escritor; es limitado el número de sonidos
que encadena un compositor. Pero hay esculturas, pinturas, libros y músicas
maravillosas. El límite no es una amenaza, es una oportunidad.
Nuestra libertad no es absoluta, es
limitada. Limitada no significa exigua, insignificante, inexistente. Limitada
significa que no es absoluta, que está condicionada, pero posee su espacio, y
en ese espacio puede actuar. El espíritu humano puede llegar mucho más lejos de
los límites espacio-temporales en que vive. Pero llegar mucho más lejos no
significa libertad absoluta. Boecio, condenado a muerte, escribe su Consolación de la filosofía. No pudo
detener el proceso de su ejecución, que adelantó el desarrollo vital que acaba
con la muerte. No pudo detener ese proceso que continúa con la descomposición
corporal, no pudo escaparse de su prisión, pero su mente y su voluntad forjaron
un espléndido libro que trataba de encontrar un sentido a su dramática
situación. Lo cual demuestra que la libertad humana puede llegar más lejos de
lo que parece, pero al mismo tiempo hay que reconocer que no puede llegar a
donde quiera.
Somos finitos. Reconozcamos nuestra
finitud. Aceptemos nuestra finitud. Nuestra finitud es física, fáctica y moral.
No podemos volar por nuestras propias fuerzas, pero podemos hacer un avión. El
avión ha logrado mediante la inteligencia lo que no podía nuestro cuerpo. Pero
también poseemos una finitud moral, es decir, una capacidad de destruir y de
autodestruirnos. Podemos construir un avión. No podemos evitar que alguna vez
algún loco o malvado estrelle ese avión y mate a mucha gente.
“Ser libre es darse a sí mismo las
leyes”. Relativamente. No somos libres absolutamente. No tenemos la capacidad
ilimitada de darnos a nosotros mismos las propias leyes. Yo puedo establecer la
ley de escuchar música hasta las dos de la mañana en mi casa. Pero si tengo un
vecino, puede protestar porque no le dejo dormir. Mi autonomía, mi capacidad de
establecer mis propias nomoi, leyes, ha
de respetar la autonomía del vecino. Una sociedad de autónomos absolutos es una
sociedad, de hecho, inviable. La autonomía absoluta como realización fáctica es
imposible, y como aspiración, es un despropósito. Nacemos dependientes. Somos
dependientes. ¿Nuestra felicidad, progreso y realización se basan en sacudirnos
la dependencia? ¿Por qué? No podemos sacudirnos absolutamente la dependencia.
Podemos jugar a sacudirnos las dependencias. Pero es imposible. Podemos renegar
de nuestros padres, pero son nuestros padres. Podemos renegar de nuestros
padres, pero su carga genética, afectiva y psicológica están en nosotros. ¿Nos
determinan? Al menos nos condicionan. El hombre es un ser finito, limitado,
condicionado. ¿Eso es malo? Eso es lo que es. ¿A quién beneficia vivir de
espaldas a la realidad, negar lo que es?
Puedo llamar a mi esposa ex esposa.
Puedo llamar a mi hijo ex hijo. Pero mi esposa es mi esposa, y mi hijo es mi
hijo. Al menos, mi esposa es esposa como madre de mi hijo. Todo el mundo está
de acuerdo en que un hijo no puede dejar de ser hijo, al menos bilógicamente.
Si ha sido mi hijo, es mi hijo y será mi hijo. La relación de
paternidad-filiación es permanente. Podemos no hablarnos. Podemos odiarnos.
Podemos olvidarnos. Pero yo soy su padre y él es mi hijo, o viceversa. La
relación padre-hijo es permanente. Ahora bien, lo que ha originado esa
relación, la relación esposo-esposa ¿es provisional? Es extraño que sea
provisional la causa de lo permanente. Sí, es provisional el escalón que ha
provocado mi caída, pues después lo he suprimido. Pero las relaciones de
paternidad, maternidad y filiación son permanentes. Lo que ha causado esas al
menos cuatro permanentes relaciones (el padre con el hijo, el hijo con el
padre, el madre con el hijo y el hijo con la madre), ¿es provisional? ¿Una
relación provisional engendra cuatro relaciones permanentes? Al menos mi esposa
sigue siendo esposa en cuanto yo sea padre de NUESTRO hijo. Ciertamente, se
pueden poseer varias esposas. Lo que no está tan claro es que las esposas dejen
de ser esposas porque yo DECIDO que dejen de serlo.
Somos dependientes. Si somos inteligentes,
lo reconoceremos. Si somos honestos, construiremos nuestra vida sobre el
cimiento de esa incontrovertible verdad.
