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jueves, 1 de octubre de 2015

(In)dependientes



Absoluto significa desligado, suelto, sin dependencia. No somos seres absolutos, somos seres dependientes, ligados, finitos, limitados. Nacemos dependientes de nuestros padres. No hemos elegido nacer, ni el momento, ni el lugar, ni el sexo, ni a los progenitores. Nos han hecho nacer. Nuestra dependencia es congénita, inicial, estructural, y no ha terminado con el nacimiento. Durante varios años, nuestra vida extrauterina es tan dependiente como la uterina. Sin ayuda externa moriríamos indefectiblemente. El ser humano tarda bastante en hacerse autónomo.
            No somos absolutos en cuanto a nuestro origen ni en cuanto a nuestro ser. Somos corporales. Estamos limitados por el espacio y por el tiempo. No podemos estar en dos lugares a la vez ni en dos tiempos a la vez. Ciertamente, nuestra mente sí puede desligarse de las coordenadas espacio-temporales (la literatura es eso), pero nuestro cuerpo no. Nuestra naturaleza también condiciona y aún determina nuestra acción. No somos aves, ni anfibios, ni estamos particularmente dotados para la velocidad. No podemos volar con nuestras propias fuerzas ni vivir dentro del agua sin artilugios.
            Nuestra vida corporal no es estática, sino dinámica. Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, envejecemos, morimos. Y aunque muchos mueren antes de envejecer, todos morimos.
            Somos finitos, limitados. No somos absolutos. El obrar sigue al ser. Un ser limitado obra también limitadamente. Nuestra libertad no es absoluta. Es una libertad limitada. No podemos hacer todo lo que queremos. En unos casos por imposibilidad completa, en otros casos por imposibilidad espacial, temporal o de otro tipo. Proposiciones del tenor “sé lo que quieras ser”, “llegarás a donde te propongas”, etcétera, están muy bien en libros de autoayuda y en esas presentaciones edulcoradas que circulan por internet, pero no son ciertas. Es verdad que podemos cultivar grandes sueños, que podemos tener grandes ambiciones, pero no es cierto que podamos ser o hacer lo que queramos. Nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestras coordenadas espacio-temporales, nuestra educación, nuestros recursos, etcétera, nos limitan.
            Los límites nos son ni buenos ni malos, sencillamente son. Negar lo que es, negar la realidad no es un buen camino para llegar a ningún sitio. El espacio y el tiempo nos limitan. Nuestras aptitudes intelectuales, volitivas, emocionales y físicas nos limitan. Ahora bien, en el marco de nuestros límites podemos hacer muchas cosas, o intentarlas. Es limitado el bloque de mármol que esculpe un escultor; es limitado el muro o el lienzo donde pinta un pintor; es limitado el número de letras y de palabras que combina un escritor; es limitado el número de sonidos que encadena un compositor. Pero hay esculturas, pinturas, libros y músicas maravillosas. El límite no es una amenaza, es una oportunidad.


            Nuestra libertad no es absoluta, es limitada. Limitada no significa exigua, insignificante, inexistente. Limitada significa que no es absoluta, que está condicionada, pero posee su espacio, y en ese espacio puede actuar. El espíritu humano puede llegar mucho más lejos de los límites espacio-temporales en que vive. Pero llegar mucho más lejos no significa libertad absoluta. Boecio, condenado a muerte, escribe su Consolación de la filosofía. No pudo detener el proceso de su ejecución, que adelantó el desarrollo vital que acaba con la muerte. No pudo detener ese proceso que continúa con la descomposición corporal, no pudo escaparse de su prisión, pero su mente y su voluntad forjaron un espléndido libro que trataba de encontrar un sentido a su dramática situación. Lo cual demuestra que la libertad humana puede llegar más lejos de lo que parece, pero al mismo tiempo hay que reconocer que no puede llegar a donde quiera.
            Somos finitos. Reconozcamos nuestra finitud. Aceptemos nuestra finitud. Nuestra finitud es física, fáctica y moral. No podemos volar por nuestras propias fuerzas, pero podemos hacer un avión. El avión ha logrado mediante la inteligencia lo que no podía nuestro cuerpo. Pero también poseemos una finitud moral, es decir, una capacidad de destruir y de autodestruirnos. Podemos construir un avión. No podemos evitar que alguna vez algún loco o malvado estrelle ese avión y mate a mucha gente.
            “Ser libre es darse a sí mismo las leyes”. Relativamente. No somos libres absolutamente. No tenemos la capacidad ilimitada de darnos a nosotros mismos las propias leyes. Yo puedo establecer la ley de escuchar música hasta las dos de la mañana en mi casa. Pero si tengo un vecino, puede protestar porque no le dejo dormir. Mi autonomía, mi capacidad de establecer mis propias nomoi, leyes, ha de respetar la autonomía del vecino. Una sociedad de autónomos absolutos es una sociedad, de hecho, inviable. La autonomía absoluta como realización fáctica es imposible, y como aspiración, es un despropósito. Nacemos dependientes. Somos dependientes. ¿Nuestra felicidad, progreso y realización se basan en sacudirnos la dependencia? ¿Por qué? No podemos sacudirnos absolutamente la dependencia. Podemos jugar a sacudirnos las dependencias. Pero es imposible. Podemos renegar de nuestros padres, pero son nuestros padres. Podemos renegar de nuestros padres, pero su carga genética, afectiva y psicológica están en nosotros. ¿Nos determinan? Al menos nos condicionan. El hombre es un ser finito, limitado, condicionado. ¿Eso es malo? Eso es lo que es. ¿A quién beneficia vivir de espaldas a la realidad, negar lo que es?
            Puedo llamar a mi esposa ex esposa. Puedo llamar a mi hijo ex hijo. Pero mi esposa es mi esposa, y mi hijo es mi hijo. Al menos, mi esposa es esposa como madre de mi hijo. Todo el mundo está de acuerdo en que un hijo no puede dejar de ser hijo, al menos bilógicamente. Si ha sido mi hijo, es mi hijo y será mi hijo. La relación de paternidad-filiación es permanente. Podemos no hablarnos. Podemos odiarnos. Podemos olvidarnos. Pero yo soy su padre y él es mi hijo, o viceversa. La relación padre-hijo es permanente. Ahora bien, lo que ha originado esa relación, la relación esposo-esposa ¿es provisional? Es extraño que sea provisional la causa de lo permanente. Sí, es provisional el escalón que ha provocado mi caída, pues después lo he suprimido. Pero las relaciones de paternidad, maternidad y filiación son permanentes. Lo que ha causado esas al menos cuatro permanentes relaciones (el padre con el hijo, el hijo con el padre, el madre con el hijo y el hijo con la madre), ¿es provisional? ¿Una relación provisional engendra cuatro relaciones permanentes? Al menos mi esposa sigue siendo esposa en cuanto yo sea padre de NUESTRO hijo. Ciertamente, se pueden poseer varias esposas. Lo que no está tan claro es que las esposas dejen de ser esposas porque yo DECIDO que dejen de serlo.
            Somos dependientes. Si somos inteligentes, lo reconoceremos. Si somos honestos, construiremos nuestra vida sobre el cimiento de esa incontrovertible verdad.