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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Religión: política; credo: democracia; púlpito: televisión


El humanismo es un corpus de ideas antropocéntricas no cerrado a la trascendencia. Confía en la razón. Escribe diálogos. Aborda la política como Platón en la República, y engendra la Utopía de Moro.
La filosofía moderna produce sistemas cerrados a la trascendencia. Confía en la razón matemática. Escribe tratados.
La Ilustración genera enciclopedias y panfletos. Su afán es la divulgación. Confía en la acción inmediata. Produce utopías políticas.
La Edad Contemporánea, que ha sustituido a los reyes "por la gracia de Dios", por el dios-Estado; la aristocracia, por la burguesía; la cristiandad, por la nación y el mercado; la gracia, por la cultura, ha convertido la política en su religión; la democracia en su credo; y los periódicos y la televisión en su púlpito.
La política, ciencia y praxis penúltima. porque no puede abordar los misterios de la vida y de la muerte, del amor y del dolor, se presenta como clave interpretativa y acción última, y lo invade todo.
La democracia, que es un sistema de gobierno y, por tanto, un camino para la justicia, se convierte en fin, y "demócrata" sustituye a "justo", cuando el procedimiento nunca puede ser suficiente garantía de justicia. Se confunde legitimidad con justicia. Se reprocha a Claudio su usurpación del poder, pero se cohonesta al legítimo Creonte. Se reserva la justicia al régimen, no a la ley.
Los medios de comunicación se erigen en la nueva Biblia. La lectura de periódicos, escribió Hegel, es la oración de la mañana del hombre moderno. La interpretación apresurada (opinión) sustituye a la ciencia. Los medios taponan la salida de la caverna. El hombre vive en la inmediatez de la apariencia con más razones que nunca: una lluvia de noticias que no se puede asimilar. La marea de opiniones provocan el espejismo de que todas las opiniones poseen el mismo valor, o sea, ninguno.
La televisión convierte la vida social en espectáculo. El actor de cine sustituye al sabio, al anciano. La confianza en la acción inmediata es directamente proporcional a la ausencia de discreción, cordura, prudencia y sensatez. La falacia dicotómica izquierda-derecha facilita el no pensamiento. Y el más demagogo aliado con el menos escrupuloso empresario de televisión tiene las de ganar.

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